En el grupo "Un viaje virtual al pasado de Venado Tuerto", Federico publicó una foto de la calle Belgrano a mediados de los años 90. Esa imagen despertó un debate entre los usuarios; el muy dispar pasado y presente de la calle céntrica de Venado Tuerto.
Durante décadas, la calle Belgrano fue mucho más que una arteria céntrica: fue el corazón comercial y social de la ciudad. En los años 90, sus veredas eran un hervidero de movimiento, los negocios florecían, y cada cuadra parecía tener su propia identidad. Hoy, sin embargo, el paisaje es otro: locales vacíos, fachadas deterioradas y un ritmo que se ha vuelto intermitente.
“Cuando la Belgrano era vida… ahora está muerta. ¡Qué locura!”, comenta Eduardo, vecino de toda la vida. Su mirada no es aislada. La sensación generalizada entre quienes conocieron la calle en su época dorada es de pérdida, de apagón cultural y económico.
En los 90, la Belgrano concentraba el grueso del comercio venadense. Desde tiendas de ropa y zapaterías hasta cafés, librerías y heladerías, el centro era punto de encuentro y paseo obligado para familias, jóvenes y jubilados. “Había mucha cartelería, negocios… Ahora hay tantos locales vacíos por todos lados”, lamenta Susana, otra vecina con memoria activa.
El contraste entre ese ayer bullicioso y el presente apagado ha generado múltiples voces que piden una intervención urbana urgente. “Estaba más linda que ahora. Deberían plantearse desde el Ejecutivo una urbanización de la emblemática Belgrano, desde veredas, carteles, fachadas, etc.”, propone Mirta, apuntando a la necesidad de políticas públicas que devuelvan dignidad y atractivo a una calle que fue símbolo de identidad local.
En esa línea, Francisco aporta un diagnóstico crítico del abandono sostenido que ha sufrido la zona: “Hoy las calles San Martín y Casey tienen mejor imagen que la Belgrano. Durante 30 años no se hizo nada para mantenerla o modificarla, y las dos cuadras que se quisieron cambiar se hizo muy mal. Ya están todas las veredas desparejas. Falta colaboración de los propietarios de locales; muchas veredas están rotas y las fachadas tienen revoques muy deteriorados.”
El reclamo no apunta solo a la Municipalidad, sino también a la responsabilidad compartida entre el sector público y los frentistas. La recuperación de Belgrano exige una mirada integral: infraestructura, estética y participación ciudadana.
Si bien algunos proyectos municipales han intentado reactivar el centro en los últimos años, la realidad es que la Belgrano aún no logra recuperar el flujo ni el alma que la caracterizaban. La reconversión comercial, la migración hacia otras zonas de la ciudad y el impacto económico de los últimos tiempos han dejado una marca visible.
El desafío no es solo estético. Revitalizar la calle Belgrano implica pensarla como espacio social, cultural y económico. Implica escuchar a quienes la vivieron y proyectarla para quienes vienen. Porque una ciudad también es su memoria, y dejar morir su calle más emblemática es, en algún punto, resignarse al olvido.
"Cuando la Belgrano era vida": el centro de Venado Tuerto que hoy pide auxilio
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