Un nuevo episodio de violencia contra un trabajador municipal sacudió este martes a Venado Tuerto. Un inspector de tránsito fue agredido físicamente por un automovilista luego de que este fuera advertido por una infracción vial.
El hecho fue relatado por Lisandro, compañero del inspector, quien visiblemente indignado decidió exponer la situación públicamente para visibilizar un problema que va más allá de una simple agresión: la falta de respeto por las normas y por quienes las hacen cumplir.
“Ayer fue agredido un inspector con golpe de puño. Un señor, junto a su esposa, dejó su vehículo estacionado en línea amarilla y se fueron a tomar café. Y no estamos hablando de personas sin estudio o de algún barrio. Estamos hablando de un señor con un alto negocio y su esposa bancaria. Eso habla de la educación que tenemos. Después pidió disculpas. Pongamos las cosas en su lugar. La educación no hay que olvidarla", explicó Lisandro.
Las palabras no solo reflejan la gravedad del hecho, sino también el trasfondo cultural que lo rodea: una parte de la sociedad que se siente por encima de las reglas y que reacciona con violencia cuando se las enfrenta.
Una falta grave que no puede naturalizarse
Estacionar en línea amarilla no es un detalle menor: representa un acto de desobediencia que, además de ser ilegal, puede generar riesgos para la seguridad vial. Pero lo más preocupante en este caso fue la reacción del conductor: una agresión directa contra un agente que simplemente estaba cumpliendo con su deber.
Desde distintos sectores ya se manifestaron en solidaridad con el trabajador agredido y se pidió que se tomen medidas para garantizar la integridad de quienes cumplen funciones de control en la vía pública.