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Tras una maratónica sesión de casi 24 horas y en una votación muy reñida, la Cámara de Diputados dio su aprobación y media sanción al proyecto de despenalización del aborto seguro y gratuito.
Cerca de las 10 de la mañana del jueves tuvo lugar finalmente el conteo de los votos, que arrojó un saldo de 131 a favor, 123 en contra y una abstención. Ahora se define en el Senado de la Nación.
Luego de casi 24 horas de una histórica sesión, la Cámara de Diputados le dio media sanción al proyecto de legalización y despenalización del aborto por una ajustada diferencia y ahora la iniciativa llegará al Senado, en donde puede recibir la sanción definitiva, ser modificado o rechazado de plano.
Como se esperaba, la jornada estuvo marcada por el pulso de los indecisos, que definieron la votación cuando la discusión llegaba a su final. Fue así que, con poco margen, la norma se aprobó con 129 votos a favor, 125 en contra y una abstención.
Los números fueron variando durante todo el día. En todo momento siempre se impuso el rechazo al proyecto, pero un anuncio de Jorge Ziliotto, pampeano del bloque Justicialista, revirtió el "poroteo" para el lado de la interrupción voluntaria del embarazo. El diputado anticipó que Melina Delú y Ariel Rauschenberger, también de La Pampa, votarían a favor. Esto cambió todo el panorama, porque tanto Delú como Rauschenberger eran considerados como votos en contra.
Pero la brecha se fue achicando poco a poco a lo largo de la jornada. Cerca de la medianoche, se supo que los indefinidos Jorge Franco (Frente de la Concordia Misionero) y Héctor Stefani (Cambiemos) votarían a favor. Y también trascendió que el radical José Luis Riccardo, que había anticipado su abstención, acompañaría.
El momento de mayor incertidumbre fue cuando Gustavo Garretón (Cambiemos) anunció que votaría en contra. Eso pareció el golpe de gracia para los por aborto. Muchos lo contaban a favor y, en ese momento, el voto en disidencia inclinó la balanza. Luego sucedería lo de los pampeanos.
Todo giró en torno a este conteo. Dentro del recinto el debate fue muy relajado y los diputados se encargaron de trabajar afuera, convenciendo y buscando adhesiones. No hubo cruces, agresiones ni momentos tensos. Algo fuera de lo común, sobre todo para un tema que divide tanto a la sociedad.